El ambiente es muy agradable.
La comida es exquisita, con opciones como rollo de sushi y salmón teppanyaki que están realmente buenos.
El servicio es impecable, con un nivel de calidad que se ha mantenido durante más de 30 años.
Lo que hace que este restaurante sea especial es la vista increíble a las montañas a través de los grandes ventanales del restaurante, lo que hace que la experiencia sea aún más agradable.
El postre también es genial, un final perfecto para una comida deliciosa.